Jörg Mager en una fotografía de 1930. |
El texto es una adaptación al formato blog, con mínimas correcciones, de la biografía que escribí para el número 27 de la revista Margen en otoño de 2003, y que hasta ahora no estaba disponible en internet. Algo que seguro que notaréis a lo largo del presente artículo, así como en los siguientes, es la falta de fotografías de Jörg Mager y sus instrumentos. Sobre este inventor existen escasísimas imágenes publicadas y ninguna grabación sonora (ya no hablemos de vídeos en Youtube). Por consiguiente trataré de amenizar el contenido lo mejor posible.
En todo caso, espero que a pesar de estos inconvenientes, el texto sea de vuestro agrado.
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El sueño de un cálido verano
"Jörg Mager fue una figura trágica". Oskar Sala.
Considerado por muchos como el verdadero padre de la experimentación electrónica alemana, Jörg Mager fue ante todo un hombre que trató de superar los problemas financieros que le acuciaron durante toda su vida para alcanzar su sueño de desarrollar instrumentos microtonales electrónicos. Un hombre que dedicó su existencia a la ciencia del sonido, un alquimista medieval cuyo grial era la consecución del equivalente musical de la piedra filosofal, un sonido sobrenatural que no existía en el universo acústico y que sólo se podía generar por medio de la electrónica. La indiferencia de sus contemporáneos provocó que Mager se convirtiera en un inventor incomprendido, al tiempo que huraño y poco dado al lucimiento y divulgación de su obra. Alguien, no obstante, que dedicó su vida a una utopía, la de encontrar el instrumento perfecto.
Considerado por muchos como el verdadero padre de la experimentación electrónica alemana, Jörg Mager fue ante todo un hombre que trató de superar los problemas financieros que le acuciaron durante toda su vida para alcanzar su sueño de desarrollar instrumentos microtonales electrónicos. Un hombre que dedicó su existencia a la ciencia del sonido, un alquimista medieval cuyo grial era la consecución del equivalente musical de la piedra filosofal, un sonido sobrenatural que no existía en el universo acústico y que sólo se podía generar por medio de la electrónica. La indiferencia de sus contemporáneos provocó que Mager se convirtiera en un inventor incomprendido, al tiempo que huraño y poco dado al lucimiento y divulgación de su obra. Alguien, no obstante, que dedicó su vida a una utopía, la de encontrar el instrumento perfecto.
Jörg (Georg Adam) Mager nació en Eichstätt una localidad enclavada en pleno corazón de Baviera (Alemania), el 6 de noviembre de 1880, en el seno de una familia católica, siendo el décimo de once hermanos (nueve varones y dos mujeres). Su padre, Franz Xaver Eduard Mager (1843-1910), era relojero, y su madre, Cäcilia Freundorfer (1839-1916), había sido, según se afirma, una antigua cantante de la cual no se tiene información sobre una profesión remunerada.
En este entorno, las posibilidades de progreso económico de una familia tan numerosa eran ciertamente escasas y no todos los hijos tuvieron acceso a la mejor formación. Siendo niño Jörg Mager inició su carrera musical en piano y órgano en el Conservatorio de Mannheim, no obstante, la imposibilidad familiar de costear sus estudios motivó el abandono de los mismos.
La vinculación de la familia Mager con la iglesia de su pueblo facilitaron que el pequeño Jörg pudiera continuar con su pasión por el órgano. Esa pasión se concretó, ya mayor de edad, ejerciendo como profesor particular de este instrumento, trabajo que compatibilizó con el de maestro de escuela, su ocupación principal.
En el cálido verano de 1911, un órgano de la iglesia de Sankt Michael en la localidad de Aschaffenburg, en la que Mager residía y donde ejercía como profesor, comenzó a sonar desafinado, por lo visto el calor había hecho mella en el instrumento, y su extraño sonido, fuera de la escala temperada, llamó su atención al instante. Este hecho casual supuso el comienzo de la fascinación de Mager por los cuartos de tono, es decir, las notas que se encuentran entre los semitonos, las divisiones más pequeñas de la octava en la escala temperada u occidental.
En este entorno, las posibilidades de progreso económico de una familia tan numerosa eran ciertamente escasas y no todos los hijos tuvieron acceso a la mejor formación. Siendo niño Jörg Mager inició su carrera musical en piano y órgano en el Conservatorio de Mannheim, no obstante, la imposibilidad familiar de costear sus estudios motivó el abandono de los mismos.
La vinculación de la familia Mager con la iglesia de su pueblo facilitaron que el pequeño Jörg pudiera continuar con su pasión por el órgano. Esa pasión se concretó, ya mayor de edad, ejerciendo como profesor particular de este instrumento, trabajo que compatibilizó con el de maestro de escuela, su ocupación principal.
En el cálido verano de 1911, un órgano de la iglesia de Sankt Michael en la localidad de Aschaffenburg, en la que Mager residía y donde ejercía como profesor, comenzó a sonar desafinado, por lo visto el calor había hecho mella en el instrumento, y su extraño sonido, fuera de la escala temperada, llamó su atención al instante. Este hecho casual supuso el comienzo de la fascinación de Mager por los cuartos de tono, es decir, las notas que se encuentran entre los semitonos, las divisiones más pequeñas de la octava en la escala temperada u occidental.
Emblema de la firma de órganos G.F. Steinmeyer & Co. |
En 1912 Mager ya había registrado la patente de su invento. Según el músico y teórico microtonalista Willi von Möllendorf (1872-1934), se trataba de un instrumento muy efectivo para propósitos experimentales, sin embargo no daba buenos resultados prácticos en la interpretación. Con él, Mager podía producir sonidos de teclado que previamente sólo podían ser escuchados en instrumentos de cuerda como el violín. Él lo llamó vierteltonharmonium y a partir de él empezó a estudiar los escritos del padre de la microtonalidad, el gran teórico, pianista y compositor italiano Ferruccio Busoni (1866-1924), que fue el principal introductor de los cuartos de tono en la música europea.
Hacia 1915, Jörg Mager ya había desarrollado su teoría sobre los cuartos de tono, que autopublicó con el nombre de Vierteltonmusik (“Música en cuartos de tono”). El entusiasmo de su propuesta le llevó a escribir una carta al compositor Richard Strauss (1864-1949), que con cierta displicencia por su parte le contestó que “la cuestión de los cuartos de tono es ciertamente interesante y merece la pena ser estudiada en profundidad, pero por mi parte seguiré con los semitonos”.
Una biografía muy interesante y muy bien escrita le felicito.
ResponderEliminarMuchas gracias!!!
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