Éxito efímero
Jörg Mager posa junto al partiturophon en 1930. |
Contando con la asistencia técnica del físico y también inventor de instrumentos electrónicos Oskar Vierling, Mager continuó su trabajo con su nueva invención, el klaviatursphärophon (también llamado sphärophon II), de 1928. Grosso modo, se trataba del mismo sphärophon en el que se habían reemplazado las manivelas por dos teclados monofónicos de teclas pequeñas, que permitían al intérprete tocar ambos teclados simultáneamente produciendo un sonido duofónico. Continuaba tratándose de un instrumento esencialmente dotado para la música microtonal al que se le añadieron filtros adicionales por medio de resonadores mecánicos y altavoces especialmente construidos para él. Por vez primera, Mager diseñaba un instrumento más adecuado para la interpretación y más familiar para los músicos, que lo asimilaban más fácilmente por su gran parecido a un órgano de iglesia.
Una vez establecido en su castillo de Darmstadt y contando con el apoyo de otros músicos e inventores alemanes, Jörg Mager fundó en 1929 la Studiengesellschaft für Elektro-Akustische Musik (Asociación de Música Electroacústica), -la primera de su género a nivel mundial-, cuyo objetivo era la promoción de la música producida mediante medios electrónicos. Asimismo, es la primera vez en la historia que se tiene constancia documentada del uso de la palabra "electroacústica".
Jörg Mager interpretando el partiturophon. |
Mager pretendía que el partiturophon estuviera disponible en todos los hogares, idea que sin embargo germinó un lustro más tarde con la invención en Estados Unidos del órgano Hammond, un instrumento que aspiraba al mismo fin, pero en este caso consiguiendo un destacable éxito.
Recorte de periódico con el programa de la representación de Parsifal del 9 de agosto de 1931 en la que tomó parte Jörg Mager. |
Este fue, con seguridad, el momento álgido en la carrera de Jörg Mager, dado que en su tiempo suponía todo un honor tal comisión, y supone probablemente uno de los mayores reconocimientos recibidos nunca por un instrumento electrónico de parte del estamento de la 'música clásica'. Ese mismo reconocimiento no lo recibiría el trautonium hasta 25 años más tarde (en las ediciones del Festival de Bayreuth de los años 1956 y 1957). El periodista musical Otto Kappelmayer en el artículo Klingende Elektrizität (“Electricidad sonora”), en Die Musik en agosto de 1932, mencionó el entusiasmo por el partiturophon de los compositores y directores de orquesta Arturo Toscanini, y Wilhelm Furtwängler, este último, director de la orquesta en la interpretación de Parsifal el verano anterior.
El éxito de Mager prosiguió en 1932, año en el que se cumplía el centenario de la muerte de Johann Wolfgang von Goethe. Para la celebración se le encargó a Mager música microtonal para treinta representaciones del drama teatral Faust, que tuvieron lugar en Frankfurt y Darmstadt.
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