Portada de Traveling Backwards, doble CD recopilatorio del terceto de Nueva Jersey, The Nightcrawlers. |
The Nightcrawlers fue un terceto de música electrónica formado en Nueva Jersey (EUA), en 1979 que desarrolló su actividad musical entre 1980 y 1991. Sus integrantes, Dave Lunt y los hermanos Peter y Tom Gulch (este último fallecido en 2013), dejaron tras de sí un legado que comprende alrededor de 35 cintas de cassette y tres LP's (Nightcrawlers, 1984; Spacewalk, 1985 y Shadows Of Light, 1988), publicados por el sello Synkronos Music, fundado por el propio Peter Gulch para dar salida a su música y la de otros proyectos afines.
En 1997 Gulch entró en contacto con el sello alemán Manikin Records, propiedad del músico Mario Schönwälder para ver la posibilidad de dar a conocer su música a un público más amplio mediante la reedición de alguno de sus álbumes. El resultado fue la publicación del doble CD recopilatorio Traveling Backwards, que recoge la mayor parte de la música desarrollada por The Nightcrawlers en sus tres vinilos.
En 1997 Gulch entró en contacto con el sello alemán Manikin Records, propiedad del músico Mario Schönwälder para ver la posibilidad de dar a conocer su música a un público más amplio mediante la reedición de alguno de sus álbumes. El resultado fue la publicación del doble CD recopilatorio Traveling Backwards, que recoge la mayor parte de la música desarrollada por The Nightcrawlers en sus tres vinilos.
Originalmente denominados Goricon para Cryptosphere (1980), su primera cassette, cambiaron su nombre por The Nightcrawlers para sus siguientes producciones. Fuertemente inspirados por los sonidos más planeadores de los Tangerine Dream y Klaus Schulze de mediados de los años 70, pero aludiendo a temáticas más marcadamente cósmicas y a fenómenos paranormales, tanto por los títulos de los temas como por las imágenes abstractas que sugiere su música, The Nightcrawlers se constituyeron como el exponente más destacado de una minoritaria corriente denominada Space Age Music (no confundir con space age pop). En palabras del periodista musical Jorge Munnshe en su obra New Age (Cátedra, 1995), se trata de "una forma muy radical de Música Planeadora, partiendo del convencimiento absoluto de que este género constituye la ciencia-ficción dentro de la música".
Otras bandas de esta tendencia fueron Xisle, formada por Peter Gulch, Dana Andrew Rath y Chuck Van Zyl, así como músicos vinculados a los anteriores como el guitarrista Art Cohen, el dúo The Ministry Of Inside Things (Van Zyl y Cohen), o Kolab compuesto por Peter Gulch y el músico canadiense Steve Brenner. Todos estos proyectos musicales estuvieron circunscritos en su momento al submundo de la autopublicación en cassette a través de Synkronos Music, que con el paso del tiempo también vieron editada parte de su producción en vinilo y más tarde en disco compacto.
Del mismo modo, todos estos colectivos se mostraron activos dando a conocer su visión de la música electrónica ofreciendo conciertos en el área de Pennsylvania y Nueva Jersey durante los años 80 y principios de los 90. El músico y presentador del veterano programa musical Star's End, Chuck Van Zyl así como el propio sello Synkronos Music han sido los impulsores del festival anual The Gatherings, que se viene desarrollando en Filadelfia desde 1992, erigiéndose como un importante difusor de la 'space music', el 'ambient' y otros géneros afines en esa zona de Estados Unidos.
Del mismo modo, todos estos colectivos se mostraron activos dando a conocer su visión de la música electrónica ofreciendo conciertos en el área de Pennsylvania y Nueva Jersey durante los años 80 y principios de los 90. El músico y presentador del veterano programa musical Star's End, Chuck Van Zyl así como el propio sello Synkronos Music han sido los impulsores del festival anual The Gatherings, que se viene desarrollando en Filadelfia desde 1992, erigiéndose como un importante difusor de la 'space music', el 'ambient' y otros géneros afines en esa zona de Estados Unidos.
Traveling Backwards, el álbum que nos ocupa, contiene diez temas grabados en el Experimental Change Studio de Collingswood (Nueva Jersey), que abarcan el período comprendido entre 1982 y 1987, una época en la que incluso los propios Tangerine Dream habían comenzado a desmarcarse del sonido secuenciado que había sido su seña de identidad en la década anterior.
Sin pretender minusvalorar el trabajo de The Nightcrawlers, es sintomático comprobar, cómo en el momento en el que el trío berlinés comienza a derivar hacia otros terrenos musicales (generalmente más comerciales), hay toda una serie de gregarios dispuestos a tomar el testigo o a llenar el vacío dejado, según algunos, en algo semejante a un movimiento de reivindicación del sonido de una época, convertido en un burdo y conservador 'revival', un mero recurso de marketing auspiciado por la avidez de un público nostálgico y la connivencia de algunos pequeños sellos discográficos que dan salida a productos de escasa calidad.
De toda esa serie de los llamados 'TD Clones' salen indemnes muy pocas bandas y/o solistas con verdaderas intenciones de progresar musicalmente. En esencia, la 'space age music' no se aparta de los preceptos estilísticos de la Escuela de Berlín, si bien en lugar de incidir en el uso -y a veces abuso-, del recurso secuencial, como sucede en algunas bandas que recrean -y se recrean-, en el sonido berlinés hoy en día, The Nightcrawlers manifiesta un mayor interés por los magmas propios de Phaedra (1974), los largos acordes y desarrollos, y un leve sinfonismo ya rancio a mediados de los 80, que Tangerine Dream abordó en su álbum Stratosfear (Virgin, 1976). Ejemplo de esto último son los temas "Modulus Four" y "Spring Torsion", ambos de 1983, que parecen descartes del LP del trío berlinés.
Aunque The Nightcrawlers demuestran convicción y ganas en lo que hacen, amén de una importante labor divulgadora de la música electrónica que llevaron a cabo a través de conciertos en la Costa Este, los temas de Traveling Backwards se mueven entre lo anodino y la impersonalidad más absoluta. No hay espacio para el disfrute en medio de magmas cósmicos mil veces escuchados, o secuencias que cuando aparecen, llegan a hastiar por su primitivismo y obviedad. En este contexto, la audición de los 145 minutos de duración del doble CD pueden suponer una experiencia extrema para algunos.
Sin pretender minusvalorar el trabajo de The Nightcrawlers, es sintomático comprobar, cómo en el momento en el que el trío berlinés comienza a derivar hacia otros terrenos musicales (generalmente más comerciales), hay toda una serie de gregarios dispuestos a tomar el testigo o a llenar el vacío dejado, según algunos, en algo semejante a un movimiento de reivindicación del sonido de una época, convertido en un burdo y conservador 'revival', un mero recurso de marketing auspiciado por la avidez de un público nostálgico y la connivencia de algunos pequeños sellos discográficos que dan salida a productos de escasa calidad.
The Nightcrawlers. De izquierda a derecha, Tom Gulch, Dave Lunt y Peter Gulch. |
Aunque The Nightcrawlers demuestran convicción y ganas en lo que hacen, amén de una importante labor divulgadora de la música electrónica que llevaron a cabo a través de conciertos en la Costa Este, los temas de Traveling Backwards se mueven entre lo anodino y la impersonalidad más absoluta. No hay espacio para el disfrute en medio de magmas cósmicos mil veces escuchados, o secuencias que cuando aparecen, llegan a hastiar por su primitivismo y obviedad. En este contexto, la audición de los 145 minutos de duración del doble CD pueden suponer una experiencia extrema para algunos.
No obstante, el principal defecto del presente álbum es su deficiente calidad sonora, que en ningún caso puede ser achacable al origen analógico de los masters originales. A pesar de la supuesta remasterización aplicada para hacer viable su publicación en disco compacto, queda patente, incluso para oídos poco exigentes, que los masters, cuando menos, no se conservaban en condiciones óptimas. En este sentido, el álbum está lejos, muy lejos, del estándar que el aficionado medio de estos tipos de música está acostumbrado a escuchar, con lo cual el CD deja inmediatamente de interesar a todo aquel que busca además de buena música (que no es precisamente el caso), nitidez sonora.
Honestamente, este álbum no le hace justicia en absoluto a la abundante y muy buena música planeadora surgida en Estados Unidos desde finales de los años 70. Comparado con el trabajo de artistas como Steve Roach, Michael Stearns, Robert Rich, Constance Demby o Kevin Braheny entre otros (todos ellos encuadrados, al menos geográficamente en aquel entonces en la Costa Oeste), el legado que nos dejan The Nightcrawlers sirve para testimoniar la pobre herencia y escasa originalidad que se gestó en la Coste Este en materia de sonido planeador. Mientras los músicos mencionados constituyeron estilos diferenciados aportando rasgos originales que los desvinculaban del sonido berlinés, The Nightcrawlers se conformaron con rememorar el sonido clásico de Tangerine Dream, erigiéndose como un clon más, sin aspiraciones de progreso artístico, que solamente se diferencia de la inmensa mayoría de clones que tanto abundan hoy en día, en que el grupo inició su singladura a finales de los 70 y primeros 80, pero aportando con sus improvisaciones todavía menos que los británicos AirSculpture, por poner un ejemplo de muchos.
Traveling Backwards es una recopilación recomendable para los arqueólogos de la historia y repercusión que tuvo en Estados Unidos el sonido planeador berlinés, pero que incluso para estos, quizá tampoco tenga un gran valor documental.
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