Carátula del DVD del documental Pierre Henry. The Art Of Sounds (2007). |
La música concreta tiene que ver con el arte de la decisión, el arte de la elección. Seleccionas un sonido respecto a otro y ahí es donde comienza la composición.
Pierre Henry. The Art Of Sounds (2007).
Con esta definición de la esencia de la creación en la 'musique concrète' da inicio el documental Pierre Henry. The Art Of Sounds (2007), o Pierre Henry ou l'art des sons, en su edición original, escrito y dirigido por Eric Darmon y Franck Mallet, y producido en 2006 para el canal de televisión ARTE France.
El documental de 52 minutos fue editado en DVD en 2007 por Idéale Audience International dentro de su colección Juxtapositions, que incluye retratos similares dedicados a compositores contemporáneos como Pierre Boulez, Tan Dun, Arvo Pärt y Philip Glass, así como a otros influyentes compositores del siglo XX como Gustav Mahler, Igor Stravinsky y Olivier Messiaen.
Con la pretensión de centrarse en los aspectos que hacen de Henry un músico esencial, The Art Of Sounds se configura alrededor de las manifestaciones del compositor, pero también por medio de imágenes recientes y de archivo en las que podemos observar su infatigable labor como investigador sonoro y divulgador de su obra a través de los más diversos medios de expresión artística.
Pierre Henry nació en París el 9 de diciembre de 1927. Durante su niñez ya se interesó por la integración de los ruidos en la música. En 1937 con diez años de edad entró en el Conservatorio Nacional de París, donde estudió hasta 1947 armonía con Olivier Messiaen, composición con Nadia Boulanger, y piano y percusión con Félix Passerone.
Gracias a las emisiones radiofónicas de los Concerts de Bruits que venían realizándose en Radio-Paris desde 1948, descubre los diversos Études de bruits de Pierre Schaeffer, que estaban en sintonía con sus ideas respecto al ruido. En 1949, llevaría a cabo su primera composición con sonidos de instrumentos preparados para el cortometraje Voir l'Invisible (1950), de Jean-Claude Sée. Por recomendación de Messiaen, ese mismo año se incorporaría al Club d'Essai de la RTF (Radiodiffusion/Télévision Française), dirigido por Pierre Schaeffer, que andaba buscando a un percusionista para su equipo de trabajo dentro de la 'musique concrète'.
Pierre Henry en su estudio APSOME tras desligarse del GRMC de Pierre Schaeffer. |
Ese mismo año el Club d'Essai pasa a denominarse GRMC (Groupe de Recherche de la Musique Concrète), con un nuevo estudio equipado con un magnetófono, entre otros aparatos, que permitiría un mejor desarrollo de sus ideas que con los gramófonos utilizados hasta ese momento para sus primeras obras. Por el grupo, entonces formado por Schaeffer, Henry y el ingeniero Jacques Poullin, pasarán una serie de compositores atraídos por las ideas innovadoras impulsadas por Schaeffer, como Karlheinz Stockhausen, Pierre Boulez, Arthur Honegger, Edgard Varèse o el propio Olivier Messiaen, que crearon diversas piezas durante los cursos realizados en el estudio electroacústico.
Schaeffer, obligado por otros compromisos con el ente de radiodifusión francés (en 1953 fundaría el Service de la Radiodiffusion a la France d'Outre-Mer), abandona temporalmente el GRMC, no sin antes designar a Philippe Arthuys como responsable del grupo, mientras Pierre Henry se encargaría de la dirección de proyectos musicales. Durante los cinco años que Schaeffer estuvo alejado del GRMC, Henry desarrolló importantes composiciones, así como destacadas colaboraciones con diversos cineastas y coreógrafos. No obstante, a finales de 1957 Schaeffer asumió nuevamente la dirección mostrando su desacuerdo con la orientación que había tomado el grupo en su ausencia, que consideró demasiado volcada en proyectos individuales en detrimento de obras colectivas. Las divergencias estéticas y conceptuales condujeron a la dimisión de Arthuys, que iniciaría una prolífica carrera como compositor de bandas sonoras, y la de Pierre Henry, que ejercería de 'enfant terrible', llevándose consigo todas las cintas con los sonidos que había creado durante su etapa en el estudio.
Mientras Schaeffer refundaba el GRMC bajo el nombre de GRM (Groupe de Recherches Musicales), reclutando a un colectivo de jóvenes compositores como Iannis Xenakis, Bernard Parmegiani o Luc Ferrari, Pierre Henry decidía continuar por su propio camino, y en 1959 creaba el pequeño Studio APSOME (Applications de Procédés SOnores en Musique Électroacoustique), el primer estudio independiente de Francia y uno de los primeros estudios privados del mundo.
Desde ese momento la obra de Pierre Henry discurrirá independiente de la "vanguardia oficial" del GRM (la reconciliación con Schaeffer no se produciría hasta 1966), acometiendo toda una serie de proyectos que implicaban varios ballets junto a coreógrafos prestigiosos como Maurice Béjart, George Balanchine o Alwin Nikolais, su participación en óperas cibernéticas como las realizadas por Nicolas Schöffer o su colaboración con el grupo de rock británico Spooky Tooth en 1969 en el álbum Ceremony. No se pueden obviar tampoco dos de las piezas más significativas del artista en este período como fueron Le Voyage (1962), Variations pour une porte et un soupir (1963), esta última desarrollada también en una versión más breve para el ballet homónimo de Béjart, y sin olvidar su célebre "Psyché Rock" incluido en Messe pour le temps présent (1967), que llegó a tener un buen nivel de ventas en su edición discográfica.
La divulgación de su obra a través de conciertos no cesa y Henry encuentra nuevas y originales fórmulas de que el público escuche música más allá de las convencionales, como es el caso de los Concert Couché de Burdeos en 1967, en donde la audiencia yace tumbada sobre el suelo de la sala de conciertos en penumbra mientras se deja llevar por los sonidos que genera Henry desde su consola. Esa misma comunión persigue Henry en sus ciclos de conciertos Pierre Henry chez lui (Pierre Henry en casa), que se vienen celebrando desde 1996. En ellos el artista ofrece su música desde la intimidad de su 'home studio' a una audiencia repartida en distintas estancias de las tres plantas de su singular casa parisina.
En 1982, el Studio APSOME cambió su denominación por la de Studio Son-Ré en su singular residencia de la Rue de Toul del distrito 12º de París. En este estudio seguirá produciendo con incansable constancia cerca de un centenar de piezas musicales hasta la actualidad, entre las que se pueden destacar La Dixième Symphonie de Beethoven (1979-1988), Intérieur/Extérieur (1996), o Voyage Initiatique (2004), por sólo citar algunas de sus obras más celebradas.
Precisamente la casa-estudio de Henry es uno de los elementos centrales sobre el que gira buena parte del documental que nos presentan Darmon y Mallet. La 'Maison de Sons' como el propio artista se ha referido a su hogar, supone un viaje por la vida de Pierre Henry, a la vez que pone de relieve las múltiples facetas en la carrera del músico francés. Como si fuera un collage con objetos, las 'peintures concrètes', como las denomina el artista, que jalonan las paredes de su residencia son el recorrido por la memoria de una vida musical representada por objetos de naturaleza tecnológica, desde circuitos, cintas magnéticas y todo tipo de artilugios que forman un conjunto estético de gran fuerza expresiva.
Algo similar sucede con la impresionante sonoteca del artista, que abarca miles de sonidos cuidadosamente catalogados y clasificados, fruto de sus continuas grabaciones de campo, y que suponen el testimonio de toda una vida dedicada a saber escuchar y entender unas cualidades intrínsecas de los sonidos que a cualquiera nos pasarían desapercibidas, pero que sobre todo suponen una memoria sonora y emocional para el músico.
La prolongada relación de Henry con el mundo del cine en sus diferentes géneros, pero especialmente en el terreno de los documentales y cortometrajes experimentales, también juega un papel destacado en The Art Of Sounds. Probablemente esa relación, en ocasiones simbiótica, alcanzaría sus momentos culminantes cuando en 1985 llevó a cabo un homenaje a la obra de Walter Ruttmann combinando el documental mudo Berlín. Sinfonía de una ciudad (1927), con una composición suya llamada ”La Ville. Die Stadt (Metropolis Paris)”. En 1993 hizo lo propio con la banda sonora para El hombre con la cámara (1929), de Dziga Vertov.
Durante los últimos años Pierre Henry ha continuado ofreciendo sus particulares conciertos, en los que dedica especial atención a la experiencia auditiva del espectador mediante una cuidada espacialización del sonido. Las imágenes de Henry interpretando su remezcla de la Décima Sinfonía de Beethoven en Lisboa en 2005 o las que le muestran en 2000 en la plaza del Centre Georges Pompidou representando su pieza "Tam Tam de Merveilleux" ante una audiencia mayoritariamente joven, en lo que se puede calificar casi como una 'rave' atípica, tiene varias lecturas.
Desde su mesa de mezclas, Henry dirige pistas sonoras hacia un conglomerado de altavoces estratégicamente situados en la sala y sobre el escenario, como si estuviera dirigiendo a una orquesta sinfónica, como si trabajara directamente con músicos, como si él fuera al mismo tiempo todos ellos y ninguno. Asimismo, ese concepto estético, que tanto en espíritu como en algunos de sus enfoques musicales, lo emparentan a la cultura DJ y lo convierten en pionero del concepto de remezcla, de ahí que Henry sea ensalzado como una influencia destacada por parte de las nuevas generaciones de músicos electrónicos.
El documental Pierre Henry. The Art Of Sounds pone de relieve las múltiples facetas de la carrera artística del músico francés, pero no a partir de un recorrido pormenorizado por su obra, sino más bien como un retrato de las diferentes vertientes en las que ha volcado su talento. Uno de los padres de la 'musique concrète' no se merecía menos. Aunque apenas una hora se antoja una duración escasa para llevar a cabo un repaso a la trayectoria artística del músico francés, no es menos cierto que Darmon y Mallet llevan a cabo un documental más personal, centrándose en la figura artística y su forma de entender el sonido.
Es especialmente estimulante ver a un Pierre Henry, que en el momento de la grabación del documental andaba cercano a los 80 años, muy inquieto artísticamente, y que se mantiene sumamente activo, intentando desarrollar una obra transgeneracional y multidimensional como soporte a las más variopintas manifestaciones artísticas en pos de alcanzar a una audiencia nueva. En este sentido Henry es un innovador radical al que no le tiembla el pulso a la hora de acometer nuevos proyectos a pesar de que aun hoy no son comprendidos por una gran mayoría.
Por último cabe comentar que el DVD multizona de Pierre Henry. The Art Of Sounds incluye un libreto de doce páginas en el que nos encontramos una introducción-resumen del contenido a cargo de Franck Mallet, una lista de las grabaciones del músico editadas en CD, una sucinta biografía de Henry y los perfiles de los autores del documental. Los subtítulos están en francés, inglés y alemán, como suele ser habitual en producciones de origen televisivo asociadas al Canal Arte francés, como es el caso de la presente.
El documental se completa con una serie de extras, como son el concierto y el ensayo de Voile d'Orphée (1953), representado en 2003 en La Cité de la Musique en París y el interesante cortometraje Le Candidat (Gérald Belkin, 1966), de 22 minutos con música y efectos sonoros de Pierre Henry.
Mientras Schaeffer refundaba el GRMC bajo el nombre de GRM (Groupe de Recherches Musicales), reclutando a un colectivo de jóvenes compositores como Iannis Xenakis, Bernard Parmegiani o Luc Ferrari, Pierre Henry decidía continuar por su propio camino, y en 1959 creaba el pequeño Studio APSOME (Applications de Procédés SOnores en Musique Électroacoustique), el primer estudio independiente de Francia y uno de los primeros estudios privados del mundo.
Desde ese momento la obra de Pierre Henry discurrirá independiente de la "vanguardia oficial" del GRM (la reconciliación con Schaeffer no se produciría hasta 1966), acometiendo toda una serie de proyectos que implicaban varios ballets junto a coreógrafos prestigiosos como Maurice Béjart, George Balanchine o Alwin Nikolais, su participación en óperas cibernéticas como las realizadas por Nicolas Schöffer o su colaboración con el grupo de rock británico Spooky Tooth en 1969 en el álbum Ceremony. No se pueden obviar tampoco dos de las piezas más significativas del artista en este período como fueron Le Voyage (1962), Variations pour une porte et un soupir (1963), esta última desarrollada también en una versión más breve para el ballet homónimo de Béjart, y sin olvidar su célebre "Psyché Rock" incluido en Messe pour le temps présent (1967), que llegó a tener un buen nivel de ventas en su edición discográfica.
La divulgación de su obra a través de conciertos no cesa y Henry encuentra nuevas y originales fórmulas de que el público escuche música más allá de las convencionales, como es el caso de los Concert Couché de Burdeos en 1967, en donde la audiencia yace tumbada sobre el suelo de la sala de conciertos en penumbra mientras se deja llevar por los sonidos que genera Henry desde su consola. Esa misma comunión persigue Henry en sus ciclos de conciertos Pierre Henry chez lui (Pierre Henry en casa), que se vienen celebrando desde 1996. En ellos el artista ofrece su música desde la intimidad de su 'home studio' a una audiencia repartida en distintas estancias de las tres plantas de su singular casa parisina.
En 1982, el Studio APSOME cambió su denominación por la de Studio Son-Ré en su singular residencia de la Rue de Toul del distrito 12º de París. En este estudio seguirá produciendo con incansable constancia cerca de un centenar de piezas musicales hasta la actualidad, entre las que se pueden destacar La Dixième Symphonie de Beethoven (1979-1988), Intérieur/Extérieur (1996), o Voyage Initiatique (2004), por sólo citar algunas de sus obras más celebradas.
Precisamente la casa-estudio de Henry es uno de los elementos centrales sobre el que gira buena parte del documental que nos presentan Darmon y Mallet. La 'Maison de Sons' como el propio artista se ha referido a su hogar, supone un viaje por la vida de Pierre Henry, a la vez que pone de relieve las múltiples facetas en la carrera del músico francés. Como si fuera un collage con objetos, las 'peintures concrètes', como las denomina el artista, que jalonan las paredes de su residencia son el recorrido por la memoria de una vida musical representada por objetos de naturaleza tecnológica, desde circuitos, cintas magnéticas y todo tipo de artilugios que forman un conjunto estético de gran fuerza expresiva.
Algo similar sucede con la impresionante sonoteca del artista, que abarca miles de sonidos cuidadosamente catalogados y clasificados, fruto de sus continuas grabaciones de campo, y que suponen el testimonio de toda una vida dedicada a saber escuchar y entender unas cualidades intrínsecas de los sonidos que a cualquiera nos pasarían desapercibidas, pero que sobre todo suponen una memoria sonora y emocional para el músico.
La prolongada relación de Henry con el mundo del cine en sus diferentes géneros, pero especialmente en el terreno de los documentales y cortometrajes experimentales, también juega un papel destacado en The Art Of Sounds. Probablemente esa relación, en ocasiones simbiótica, alcanzaría sus momentos culminantes cuando en 1985 llevó a cabo un homenaje a la obra de Walter Ruttmann combinando el documental mudo Berlín. Sinfonía de una ciudad (1927), con una composición suya llamada ”La Ville. Die Stadt (Metropolis Paris)”. En 1993 hizo lo propio con la banda sonora para El hombre con la cámara (1929), de Dziga Vertov.
Pierre Henry en su estudio Son-Ré de París en 2008. Foto. Stephane de Sakutin/AFP/Getty Images. |
Desde su mesa de mezclas, Henry dirige pistas sonoras hacia un conglomerado de altavoces estratégicamente situados en la sala y sobre el escenario, como si estuviera dirigiendo a una orquesta sinfónica, como si trabajara directamente con músicos, como si él fuera al mismo tiempo todos ellos y ninguno. Asimismo, ese concepto estético, que tanto en espíritu como en algunos de sus enfoques musicales, lo emparentan a la cultura DJ y lo convierten en pionero del concepto de remezcla, de ahí que Henry sea ensalzado como una influencia destacada por parte de las nuevas generaciones de músicos electrónicos.
El documental Pierre Henry. The Art Of Sounds pone de relieve las múltiples facetas de la carrera artística del músico francés, pero no a partir de un recorrido pormenorizado por su obra, sino más bien como un retrato de las diferentes vertientes en las que ha volcado su talento. Uno de los padres de la 'musique concrète' no se merecía menos. Aunque apenas una hora se antoja una duración escasa para llevar a cabo un repaso a la trayectoria artística del músico francés, no es menos cierto que Darmon y Mallet llevan a cabo un documental más personal, centrándose en la figura artística y su forma de entender el sonido.
Es especialmente estimulante ver a un Pierre Henry, que en el momento de la grabación del documental andaba cercano a los 80 años, muy inquieto artísticamente, y que se mantiene sumamente activo, intentando desarrollar una obra transgeneracional y multidimensional como soporte a las más variopintas manifestaciones artísticas en pos de alcanzar a una audiencia nueva. En este sentido Henry es un innovador radical al que no le tiembla el pulso a la hora de acometer nuevos proyectos a pesar de que aun hoy no son comprendidos por una gran mayoría.
Por último cabe comentar que el DVD multizona de Pierre Henry. The Art Of Sounds incluye un libreto de doce páginas en el que nos encontramos una introducción-resumen del contenido a cargo de Franck Mallet, una lista de las grabaciones del músico editadas en CD, una sucinta biografía de Henry y los perfiles de los autores del documental. Los subtítulos están en francés, inglés y alemán, como suele ser habitual en producciones de origen televisivo asociadas al Canal Arte francés, como es el caso de la presente.
El documental se completa con una serie de extras, como son el concierto y el ensayo de Voile d'Orphée (1953), representado en 2003 en La Cité de la Musique en París y el interesante cortometraje Le Candidat (Gérald Belkin, 1966), de 22 minutos con música y efectos sonoros de Pierre Henry.
A continuación tenéis completo el documental Pierre Henry. The Art Of Sounds, subtitulado en inglés.
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