Andreas Schneider en la carátula del documental Totally Wired. |
Schneiders Buero no es una tienda de instrumentos electrónicos convencional, ni tan siquiera exactamente una tienda, porque ¿qué establecimiento musical que se precie no vende el último sintetizador de Roland o la más reciente 'workstation' de Korg o Yamaha? Además, ¿cómo es posible que en pleno siglo XXI un negocio de estas características subsista con éxito sólo con la venta de equipo electrónico de naturaleza analógica? Es realmente un fenómeno insólito. Pero incluso así ¿qué hace tan extraordinaria a esta tienda como para haberse convertido en la favorita de músicos electrónicos de todo el mundo?
Los elementos que convierten a Schneiders Buero en algo diferente son varios. Esta pequeña empresa fue fundada por Andreas Schneider, un teclista apasionado de los sintetizadores analógicos y exrepresentante de varias bandas, que a finales de los años 90, viendo el auge que tenían tanto los equipos analógicos 'vintage' como los de nueva factura en medio de la revolución techno, decidió abrir una tienda en Berlín para cubrir un hueco en un mercado emergente centrado en los equipos analógicos poco comunes. Con el tiempo, su negocio se ha convertido en un referente internacional y en lugar de peregrinación para los 'synth geeks' de los cinco continentes.
En una era en la que los músicos electrónicos nunca han contado con tanta variedad de medios para la creación sonora, Schneiders Buero se convierte en firme adalid de la causa analógica, pero no de los equipos vintage, sino de nuevos sintetizadores, secuenciadores o cajas de ritmos que producen apasionadamente toda una serie de desarrolladores independientes, que han encontrado en la tienda berlinesa un aliado para dar a conocer sus invenciones. En su papel como guía espiritual de esta pequeña revolución, Andreas Schneider y su tienda han ejercido y ejercen como vendedores directos o como intermediarios entre estos fabricantes y decenas de tiendas de instrumentos musicales repartidas por toda Europa y Norteamérica, que cada vez más demandan estos productos.
Un recorrido por el interior de Schneiders Buero revela un extraño cruce entre una 'boutique' de alta tecnología que vende productos raros y exclusivos, no siempre aptos para todos los bolsillos, y un gran y desordenado bazar en el que dejarse seducir por los colores y los aromas de las especias, en este caso las formas y los sonidos de los tesoros analógicos que guarda literalmente en todos sus recovecos. Probablemente una tienda de estas características no podría estar ubicada en otra metrópoli europea que no fuera Berlín, capital mundial de la música electrónica desde hace décadas, ciudad cosmopolita por excelencia, y al mismo tiempo epicentro y altavoz de las principales vanguardias artísticas que acontecen en el Viejo Continente.
Con todos estos antecedentes en mente, la directora Niamh Guckian Ahern, profesional del terreno de la televisión, se planteó en 2008 la grabación de un documental autofinanciado que resaltara la idiosincrasia de la tienda de Andreas Schneider y su papel en la escena internacional de música electrónica.
El producto resultante es Totally Wired. A film about Schneiders Buero, un documental de 79 minutos que tras su pase en algunos festivales fue finalmente publicado en formato DVD-R, de modo independiente, en julio de 2009. Desde entonces la película ha cosechado un éxito significativo tanto en visionados online de pago como en formato físico, a pesar de tratarse de un proyecto de modestas dimensiones, pero también muy bien planteado. El film cuenta además con música original de Maho Masuda y de varios de los artistas participantes.
Curiosamente, aunque el título sugiera lo contrario, y lejos de lo que se podría esperar, el documental no es un panfleto publicitario sobre las bondades de una empresa y sus productos. En Totally Wired la directora le ha dado a Andreas Schneider y a su tienda la simple función de figurantes en una historia en la que ceden el papel protagonista a los pequeños productores de instrumentos electrónicos y a los músicos que trabajan con ellos como Daniel Miller, Anthony Rother, Ricardo Villalobos, Schneider TM, Cassy, Junior Boys o Max Loderbauer, entre otros.
Precisamente esta es la gran idea de márketing que se esconde detrás de este documental. La directora sigue un guión en el que Schneiders Buero se menciona de un modo a veces tangencial o incluso sólo hace acto de presencia como punto de referencia o de conexión para que sean los inventores y los músicos los que mediante sus entusiastas palabras creen un cierto halo de leyenda alrededor del papel que juega la tienda como aglutinadora de una inquieta comunidad artística y tecnológica que basa su creatividad en los distintivos sonidos que les proporciona la electrónica analógica.
Así el viaje arranca en Edimburgo con una visita al pequeño estudio-taller de Ken Macbeth de Macbeth Studio Systems, en donde explica cómo llegó a materializar su sueño de crear el sintetizador semimodular M5, aunando las mejores características de sintes del pasado como el Minimoog o el ARP 2600. Uno de sus usuarios ilustres es el músico electro Anthony Rother, que supo de su existencia gracias al pabellón de Schneiders Buero en la Frankfurt Musikmesse, produciéndose la conexión entre el músico y el inventor por mediación de la tienda.
El mismo recurso utiliza Niamh Guckian Ahern para reflejar el trabajo de la firma Vermona, que desde la pequeña localidad de Erlbach, en Baviera, continúa desarrollando la misma filosofía de trabajo, casi familiar, desde la época de la RDA, mientras el músico Dirk Dresselhaus con su proyecto Schneider TM se refiere al papel que juegan en su música los productos de esta firma alemana. Por su parte, los canadienses Marc Houle y Junior Boys, y la polaca Magda establecen la misma relación con la prestigiosa empresa de Múnich Doepfer, que desde finales de los 70 fabrica todo tipo de módulos analógicos, secuenciadores y teclados/controladores MIDI surgidos de la inventiva de su creador Dieter Doepfer, que resalta la estrecha relación que estableció con Kraftwerk y el desarrollo de equipo ex profeso para el cuarteto de Düsseldorf.
En Gotemburgo el fabricante sueco Wowa Cwejman, que firma sus creaciones bajo la marca Cwejman Elektronik, afirma que sus equipos son un reflejo de su personalidad, una filosofía que ha calado en el músico techno Max Loderbauer de Sun Electric y NSI, que utiliza varios instrumentos de la marca nórdica. En este punto, tanto Doepfer como Cwejman resaltan el papel primordial que tiene internet como canal idóneo para conocer las inquietudes y necesidades de los músicos.
Otros pequeños desarrolladores participantes en Totally Wired son Jessica Rylan de Flower Electronics radicada en Boston, John Price de los reyes de las interfaces MIDI y controladores Kenton Electronics, y los fabricantes alemanes FLAME, que producen toda clase de pequeños sintetizadores y secuenciadores, y que están entre los productos favoritos del músico Ricardo Villalobos.
A lo largo del documental se plantea la eterna cuestión de si son mejores los equipos analógicos frente a los digitales, y la mayoría de los participantes en el mismo manifiesta lo interesante que resulta la combinación de ambos mundos. No obstante, tanto los inventores como los músicos creen que el futuro no está en productos enfocados a un público mayoritario, a las masas, sino en los equipos analógicos pequeños y versátiles con funciones específicas. Andreas Schneider es claro al respecto y considera que estos productos nunca venderán en grandes cantidades, pero a él ya le va bien así.
Schneiders Buero no es una simple tienda a la que se va a mirar, probar y comprar, sino que conjuga el concepto de comunidad. Su mayor singularidad reside en un trato muy personal con el cliente, ya sea un músico profesional o amateur, incluso cediendo productos de un modo gratuito a los músicos para que los prueben en sus estudios, en su ambiente de trabajo y comprobar si se adaptan a sus necesidades.
A través de la tienda se ponen en contacto inventores con inventores e inventores con músicos. Los músicos tienen un hilo directo con los inventores a través de internet y son en muchas ocasiones los que sugieren ideas para productos nuevos o novedades en otros ya existentes. Esta forma de desarrollar una comunidad a través de la tienda y de los equipos que comercializa gracias al auxilio de internet es el reflejo, transplantado a la era de la interactividad, del mismo trato cercano y personalizado que se estableció vía telefónica o por correo en los años 60 y 70 entre los músicos de entonces y Robert Moog.
Poco después de la filmación de este documental, en el verano de 2009, Schneiders Buero cambió su emplazamiento en un edificio de oficinas en plena Alexanderplatz, un lugar que antaño fue testigo de guerras y revoluciones en el Berlín Oriental, por una nueva ubicación en el barrio de Kreuzberg, uno de los distritos culturalmente más activos de la capital alemana, más cercano al espíritu 'arty' y al carácter bohemio de la tienda. La voracidad capitalista estaba transformando Alexanderplatz en un emporio de centros comerciales, restaurantes de fast-food y tiendas para turistas, y Andreas Schneider consideró que ése no era el tipo de cliente interesado en su tienda.
Ciertamente Totally Wired no es una película únicamente dedicada a Schneiders Buero y sus grandes logros comerciales, sino que se centra en la pasión, la creatividad y los sueños de varios chiflados maravillosos que todavía creen en el reto que suponen los sintetizadores analógicos para la imaginación del músico y las sensaciones táctiles que le proporcionan. Gracias a la labor catalizadora de Andreas Schneider, los inventores y los músicos desarrollan una comunidad simbiótica.
Totally Wired es un documental especialmente dedicado a los amantes de los sintetizadores modulares, pero también a los fanáticos de la electrónica DIY y por supuesto a todo aquel que quiera conocer el trabajo de un sinfín de diseñadores anónimos de instrumentos que con una pasión incondicional construyen también parte de la historia presente del sonido electrónico.
Realmente, el documental tiene un encanto especial. Nos demuestra que existe otra forma de pensar los instrumentos electrónicos, no siempre desde una óptica comercial y para agradar a las masas como hacen las grandes marcas, y que también es posible otra forma de comercializar un producto, utilizando todos los recursos que aporta internet para crear a su alrededor una comunidad fiel de usuarios.
El próximo proyecto de Niamh Guckian Ahern es la realización de un documental, siguiendo el mismo esquema de autofinanciación y autopublicación, sobre un tema fascinante y poco conocido como es la escena circuit bending europea, un trabajo que esperemos que esté tan bien desarrollado como Totally Wired.
A continuación podéis ver el documental completo Totally Wired. A film about Schneiders Buero.
Los elementos que convierten a Schneiders Buero en algo diferente son varios. Esta pequeña empresa fue fundada por Andreas Schneider, un teclista apasionado de los sintetizadores analógicos y exrepresentante de varias bandas, que a finales de los años 90, viendo el auge que tenían tanto los equipos analógicos 'vintage' como los de nueva factura en medio de la revolución techno, decidió abrir una tienda en Berlín para cubrir un hueco en un mercado emergente centrado en los equipos analógicos poco comunes. Con el tiempo, su negocio se ha convertido en un referente internacional y en lugar de peregrinación para los 'synth geeks' de los cinco continentes.
En una era en la que los músicos electrónicos nunca han contado con tanta variedad de medios para la creación sonora, Schneiders Buero se convierte en firme adalid de la causa analógica, pero no de los equipos vintage, sino de nuevos sintetizadores, secuenciadores o cajas de ritmos que producen apasionadamente toda una serie de desarrolladores independientes, que han encontrado en la tienda berlinesa un aliado para dar a conocer sus invenciones. En su papel como guía espiritual de esta pequeña revolución, Andreas Schneider y su tienda han ejercido y ejercen como vendedores directos o como intermediarios entre estos fabricantes y decenas de tiendas de instrumentos musicales repartidas por toda Europa y Norteamérica, que cada vez más demandan estos productos.
Un recorrido por el interior de Schneiders Buero revela un extraño cruce entre una 'boutique' de alta tecnología que vende productos raros y exclusivos, no siempre aptos para todos los bolsillos, y un gran y desordenado bazar en el que dejarse seducir por los colores y los aromas de las especias, en este caso las formas y los sonidos de los tesoros analógicos que guarda literalmente en todos sus recovecos. Probablemente una tienda de estas características no podría estar ubicada en otra metrópoli europea que no fuera Berlín, capital mundial de la música electrónica desde hace décadas, ciudad cosmopolita por excelencia, y al mismo tiempo epicentro y altavoz de las principales vanguardias artísticas que acontecen en el Viejo Continente.
Con todos estos antecedentes en mente, la directora Niamh Guckian Ahern, profesional del terreno de la televisión, se planteó en 2008 la grabación de un documental autofinanciado que resaltara la idiosincrasia de la tienda de Andreas Schneider y su papel en la escena internacional de música electrónica.
Algunos sintetizadores modulares expuestos en la tienda berlinesa Schneiders Buero. Foto: Oliver Chesler. |
Curiosamente, aunque el título sugiera lo contrario, y lejos de lo que se podría esperar, el documental no es un panfleto publicitario sobre las bondades de una empresa y sus productos. En Totally Wired la directora le ha dado a Andreas Schneider y a su tienda la simple función de figurantes en una historia en la que ceden el papel protagonista a los pequeños productores de instrumentos electrónicos y a los músicos que trabajan con ellos como Daniel Miller, Anthony Rother, Ricardo Villalobos, Schneider TM, Cassy, Junior Boys o Max Loderbauer, entre otros.
Precisamente esta es la gran idea de márketing que se esconde detrás de este documental. La directora sigue un guión en el que Schneiders Buero se menciona de un modo a veces tangencial o incluso sólo hace acto de presencia como punto de referencia o de conexión para que sean los inventores y los músicos los que mediante sus entusiastas palabras creen un cierto halo de leyenda alrededor del papel que juega la tienda como aglutinadora de una inquieta comunidad artística y tecnológica que basa su creatividad en los distintivos sonidos que les proporciona la electrónica analógica.
Así el viaje arranca en Edimburgo con una visita al pequeño estudio-taller de Ken Macbeth de Macbeth Studio Systems, en donde explica cómo llegó a materializar su sueño de crear el sintetizador semimodular M5, aunando las mejores características de sintes del pasado como el Minimoog o el ARP 2600. Uno de sus usuarios ilustres es el músico electro Anthony Rother, que supo de su existencia gracias al pabellón de Schneiders Buero en la Frankfurt Musikmesse, produciéndose la conexión entre el músico y el inventor por mediación de la tienda.
El mismo recurso utiliza Niamh Guckian Ahern para reflejar el trabajo de la firma Vermona, que desde la pequeña localidad de Erlbach, en Baviera, continúa desarrollando la misma filosofía de trabajo, casi familiar, desde la época de la RDA, mientras el músico Dirk Dresselhaus con su proyecto Schneider TM se refiere al papel que juegan en su música los productos de esta firma alemana. Por su parte, los canadienses Marc Houle y Junior Boys, y la polaca Magda establecen la misma relación con la prestigiosa empresa de Múnich Doepfer, que desde finales de los 70 fabrica todo tipo de módulos analógicos, secuenciadores y teclados/controladores MIDI surgidos de la inventiva de su creador Dieter Doepfer, que resalta la estrecha relación que estableció con Kraftwerk y el desarrollo de equipo ex profeso para el cuarteto de Düsseldorf.
En Gotemburgo el fabricante sueco Wowa Cwejman, que firma sus creaciones bajo la marca Cwejman Elektronik, afirma que sus equipos son un reflejo de su personalidad, una filosofía que ha calado en el músico techno Max Loderbauer de Sun Electric y NSI, que utiliza varios instrumentos de la marca nórdica. En este punto, tanto Doepfer como Cwejman resaltan el papel primordial que tiene internet como canal idóneo para conocer las inquietudes y necesidades de los músicos.
Otros pequeños desarrolladores participantes en Totally Wired son Jessica Rylan de Flower Electronics radicada en Boston, John Price de los reyes de las interfaces MIDI y controladores Kenton Electronics, y los fabricantes alemanes FLAME, que producen toda clase de pequeños sintetizadores y secuenciadores, y que están entre los productos favoritos del músico Ricardo Villalobos.
A lo largo del documental se plantea la eterna cuestión de si son mejores los equipos analógicos frente a los digitales, y la mayoría de los participantes en el mismo manifiesta lo interesante que resulta la combinación de ambos mundos. No obstante, tanto los inventores como los músicos creen que el futuro no está en productos enfocados a un público mayoritario, a las masas, sino en los equipos analógicos pequeños y versátiles con funciones específicas. Andreas Schneider es claro al respecto y considera que estos productos nunca venderán en grandes cantidades, pero a él ya le va bien así.
Schneiders Buero no es una simple tienda a la que se va a mirar, probar y comprar, sino que conjuga el concepto de comunidad. Su mayor singularidad reside en un trato muy personal con el cliente, ya sea un músico profesional o amateur, incluso cediendo productos de un modo gratuito a los músicos para que los prueben en sus estudios, en su ambiente de trabajo y comprobar si se adaptan a sus necesidades.
A través de la tienda se ponen en contacto inventores con inventores e inventores con músicos. Los músicos tienen un hilo directo con los inventores a través de internet y son en muchas ocasiones los que sugieren ideas para productos nuevos o novedades en otros ya existentes. Esta forma de desarrollar una comunidad a través de la tienda y de los equipos que comercializa gracias al auxilio de internet es el reflejo, transplantado a la era de la interactividad, del mismo trato cercano y personalizado que se estableció vía telefónica o por correo en los años 60 y 70 entre los músicos de entonces y Robert Moog.
Uno de los rincones de ensueño de la tienda SchneidersLaden situada en el 135A de Skalitzer Strasse en el barrio berlinés de Kreuzberg. Foto: readymedia/klangboot. |
Ciertamente Totally Wired no es una película únicamente dedicada a Schneiders Buero y sus grandes logros comerciales, sino que se centra en la pasión, la creatividad y los sueños de varios chiflados maravillosos que todavía creen en el reto que suponen los sintetizadores analógicos para la imaginación del músico y las sensaciones táctiles que le proporcionan. Gracias a la labor catalizadora de Andreas Schneider, los inventores y los músicos desarrollan una comunidad simbiótica.
Totally Wired es un documental especialmente dedicado a los amantes de los sintetizadores modulares, pero también a los fanáticos de la electrónica DIY y por supuesto a todo aquel que quiera conocer el trabajo de un sinfín de diseñadores anónimos de instrumentos que con una pasión incondicional construyen también parte de la historia presente del sonido electrónico.
Realmente, el documental tiene un encanto especial. Nos demuestra que existe otra forma de pensar los instrumentos electrónicos, no siempre desde una óptica comercial y para agradar a las masas como hacen las grandes marcas, y que también es posible otra forma de comercializar un producto, utilizando todos los recursos que aporta internet para crear a su alrededor una comunidad fiel de usuarios.
El próximo proyecto de Niamh Guckian Ahern es la realización de un documental, siguiendo el mismo esquema de autofinanciación y autopublicación, sobre un tema fascinante y poco conocido como es la escena circuit bending europea, un trabajo que esperemos que esté tan bien desarrollado como Totally Wired.
A continuación podéis ver el documental completo Totally Wired. A film about Schneiders Buero.
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