La historia del fabricante estadounidense de instrumentos electrónicos Sequential Circuits según David Abernethy. |
Como parte de todo ese proceso de transformación socioeconómica de las sociedades industrializadas acaecido en la segunda mitad del siglo XIX, algunos pioneros comenzaron a experimentar con las posibilidades musicales que podía ofrecer la electricidad, lo que daría lugar a la aparición de los primeros instrumentos de naturaleza eléctrica / electromecánica como sería el caso del Musical Telegraph (1876), Telharmonium (1897) o el Singing Arc (1899).
Tras décadas de inventores solitarios trabajando con la tecnología de la válvula de vacío en instrumentos generalmente incomprendidos, sin un mercado ni grandes perspectivas comerciales, no sería hasta los años 60 del siglo XX cuando se iniciaría una nueva era alrededor del diseño y fabricación de sintetizadores. Tres podrían ser los principales detonantes de esa eclosión en ese momento concreto: por un lado la curiosidad científica y la innovación, puestas de relieve en una línea evolutiva que conecta instrumentos de válvulas en apariencia dispares como el Electronic Sackbut (1945-1948), de Hugh Le Caine, el Mixturtrautonium (1952), de Oskar Sala, o el RCA Mark I / II Sound Synthesizer (1955-1957), de Herbert Belar y Harry Olson, que avanzan algunas características que anteceden a la idea del sintetizador modular compacto preconizado en 1960 por Harald Bode en la forma del Audio System Synthesizer. En segundo lugar, estaría la popularización y consiguiente abaratamiento del transistor, cuyas reducidas dimensiones posibilitarían dejar atrás la tecnología de la válvula termoiónica y condensar en un solo instrumento portable los componentes principales de un estudio de investigación sonora. Por último, toda esta progresión tecnológica desembocaría en el papel clave jugado por el ingeniero Robert Moog con la creación y fabricación de su sintetizador modular controlado por voltaje en 1963 en Trumansburg (Nueva York), así como el trabajo desarrollado en paralelo, pero con otro enfoque, por Donald Buchla en Berkeley (California), que actuarían como catalizadores del inicio de una nueva industria.
Los creaciones de estos pioneros de los sintetizadores comerciales se canalizarían a través de sus compañías R.A. Moog Co. (desde 1972 conocida como Moog Music), y Buchla & Associates, que servirían de inspiración a toda una serie de emprendedores que vieron las grandes oportunidades de negocio que se abrían en este nuevo mercado. Así, en 1967 en Oklahoma City, John Simonton fundaría PAiA Electronics, que se especializaría en fabricar módulos electrónicos en kit de precio asequible. Al año siguiente en Vernon (Connecticut), aparecería la firma Electronic Music Laboratories, más conocida como EML, que fabricaría sistemas modulares y sintetizadores portátiles como la reputada serie ElectroComp. En 1969 el ingeniero Alan R. Pearlman fundaría ARP Instruments en Lexington (Massachusetts), empresa que gracias al éxito de sintetizadores como el ARP 2600, y sobre todo el ARP Odyssey, se convertiría hacia mediados de los años 70 en el primer fabricante mundial en volumen de ventas.
Al otro lado del Atlántico y después de explorar durante varios años las posibilidades musicales de los miniordenadores DEC PDP-8 como centro neurálgico de su estudio privado en Putney, el británico de ascendencia rusa Peter Zinovieff crearía en 1969 la mítica compañía Electronic Music Studios -más famosa por el acrónimo EMS-, creadores de los sintetizadores clásicos VCS3 y Synthi AKS, entre otros.
La entrada en la década de los 70 no haría sino confirmar el auge de la joven industria de los instrumentos electrónicos con el nacimiento de toda una serie de compañías en Estados Unidos que emprenderían la creación y diseño de nuevos equipos electrónicos, con el fin de colmar las aspiraciones del músico profesional por acariciar la nueva y excitante tecnología. A la existencia de Moog Music, ARP Instruments o EML, se sumarían pequeñas firmas como Aries o Polyfusion en la Costa Este, al mismo tiempo que estaba surgiendo toda una sucesión de fabricantes que empezaban a adquirir gran relevancia en el oeste del país siguiendo la estela de la empresa de Don Buchla, como es el caso de E-mu Systems, Serge Modular Music Systems, Oberheim Electronics o Steiner-Parker, pero sobre todo destacaría una joven empresa que comenzaba a dar sus primeros pasos durante el año 1974 bajo el nombre de Sequential Circuits.
El lugar que ocuparía la compañía californiana capitaneada por Dave Smith en la industria de los instrumentos electrónicos durante el siguiente decenio sería fundamental. El desarrollo del Prophet 5, primer sintetizador analógico polifónico controlado por microprocesador y con memorias para almacenar sonidos, marcaría un hito en la industria, convirtiendo el instrumento en un clásico instantáneo. El papel clave de Smith como máximo impulsor del protocolo MIDI, de los primeros sintetizadores multitímbricos o en la creación del primer sintetizador digital basado en la síntesis vectorial con el Prophet VS serían sólo algunos de sus logros.
Obsesionado durante años con los instrumentos y la trayectoria empresarial de Sequential Circuits, el músico y coleccionista de sintetizadores neozelandés David Abernethy iniciaría en 2009 la aventura de escribir su historia, un largo proceso de seis años que finalmente vería la luz en forma de libro impreso bajo el nombre de The Prophet From Silicon Valley. The Complete Story Of Sequential Circuits (AM Publishing, 2015).